La mujer ha reído hasta
aplanarse. Abría la boca muy grande. Yo no podía verla desde la ventana. Sólo
oía su carcajada. Eran varias personas, de repente ha sonado la sirena de una
ambulancia y todos han callado. Yo me he retirado hacia adentro y me he
entristecido. He revuelto entre la ropa para buscar un cigarrillo. Los escondo
para no verlos, eso no significa que no estén. Ni siquiera significa que no
tenga deseo de ellos de tanto en tanto. La mayoría de las veces miro sin
comprender que lo que observo ya no lo veré nunca más. La mujer ha continuado
con una risa estruendosa, sin alegría, más bien parecía un alarido, una soledad
aullante y ahuyentadora.
La mujer ha dado un golpe a la
ventana, mientras se abrían varias perspectivas en el intento de querer ordenar
el tiempo.
Me gusta su poesía y este blog. Volveré a menudo.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias, espero que continúe gustándote en el futuro, aunque a veces me pregunto qué es eso del futuro.
ResponderEliminarGracias por contestarme. ¿Sería por mi parte mucha pretensión que visitara mi blog y le echara un ojo a mis poemas? Me gustaría su opinión. Si no le robo demasiado tiempo. Gracias.
ResponderEliminarmeternuras.blogspot.com/